martes, 11 de marzo de 2014

Re-Construyendo mi femenino.

Cada vez me quiero más, como mujer, y valoro más las cualidades femeninas. Me suena rarísimo decir eso, siendo mujer… pero es lo que siento.
Desde mi adolescencia recuerdo tener que demostrar que era igual que los chicos: igual de fuerte, igual de libre en cuanto a expresión, forma de hablar, vestir,… y me equivoqué, no en el hecho de la igualdad, sólo en la forma de conseguirlo. En lugar de fuerza, conseguí dureza, i en lugar de libertad de expresión al cabo del tiempo me di cuenta que mi comportamiento en general era de rebote. para "igualarme" más a los chicos empecé a vestir con vaqueros, camisetas y zapatillas, y en el grupo del patio de la escuela éramos 8 o 9  chicos y 2 chicas. Llegué al extremo de criticar la forma de actuar de mis compañeras de clase por ser tan… femeninas… ¿?  Visto desde el presente fue como si quisiera mimetizarme con los chicos para no sentirme distinta, para sentirme una "igual".
Cuando llegué al mundo laboral, continuaba perfeccionando ese "demostrar" y llegué a ser una buena profesional: seguía las reglas marcadas por los estamentos oficiales, las reglas sociales de comportamiento,… pero al cabo de los años caí en la cuenta que me faltaba algo; que había algo en mí que no entendía y que no sabia qué era… algo que escapaba a mis razonamientos tan "profesionales". Por mucho que intenté ser igual a los hombres siempre sentí que no elegí el camino correcto porque no estaba bien conmigo misma. ¡No sabía ser mujer y sentirme igual a un hombre! De alguna forma ese querer demostrar me devolvía una imagen de mí misma de inseguridad (como mujer y persona, claro).
Empecé a buscar, con distintos terapeutas y terapias exploré en mi interior, mis sentimientos, mis deseos,…   aprendí a enfrentar mis temores y a expresar mi rabia, y supe qué era aquello que no entendía, que había arrinconado mi feminidad por el camino y con ello mi confianza y mi fortaleza… pero estaba decidida a reencontrarme con ella.
Un libro me despertó la curiosidad en la exploración de lo femenino: "Mujeres que corren con los lobos", de Clarissa Pinkola, quizás muchas lo conozcáis. Ese libro es un tesoro. Fue en un círculo de mujeres, un fin de semana y trabajando un cuento de ese libro, cuando me di cuenta de todo eso que he compartido aquí y del trabajo que me quedaba por recorrer… Me sentí tan extraña rodeada sólo de mujeres...
La igualdad entre hombres y mujeres es necesaria, y creo que es una cuestión de respeto mutuo. Empecemos a construirnos como mujeres respetuosas con nuestras necesidades y anhelos y así llegará el respeto del y hacia el hombre.

Gracias a todas las mujeres: las madres, luchadoras en casa; a las luchadoras desde el trabajo fuera de sus casas; a las reivindicativas, que están en las manifestaciones; las que ayudan en la confección de leyes más respetuosas, las terapeutas que dan apoyo,… a ¡TODAS!

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