Algo en lo que me gusta acompañar a las personas es a sentir una emoción. La emoción es una energía que sentimos físicamente, en nuestro cuerpo; generalmente podemos ubicarla en un sitio concreto (angustia: en el pecho o garganta; miedo: boca del estómago; rabia: en la cabeza;…). Esa energía lleva consigo una "etiqueta", un pensamiento que es el que explica lo que esa sensación corporal significa para nosotros (por ejemplo: sentimos un cosquilleo en el estómago y nos explicamos que lo que vemos y sentimos nos gusta mucho y sentimos la emoción de la alegría. Otras veces esa etiqueta no es tan perceptible y, sencillamente, nos sentimos mal (sin encontrar un por qué). Sea lo que sea no importa: la
emoción es una energía que está enganchada a una experiencia del pasado y vuelve al presente, de forma automática, cuando una situación es parecida. A través del reconocimiento de la emoción yo reacciono rápidamente y esto es positivo en algunos casos (supervivencia) pero no en otros, en los cuales podemos sentirnos atrapados en un patrón de reacción dañino.
¿Qué podemos hacer? Os propongo un
sencillo ejercicio para observar esa energía atrapada en la emoción y poder "desengancharla" de la experiencia del pasado para disponer de ella en el presente, el único momento que tengo para vivir.
Vamos allá: nos sentamos cómodamente y cerramos los ojos, respiramos profundamente y ponemos atención a nuestra respiración. ¿que emoción queremos trabajar? Dejamos que nos llegue una (puede que venga a nuestra memoria una situación concreta, o un pensamiento acerca de algo que nos ha pasado hace poco, o ahora estamos sintiendo alguna emoción que está "robándonos" la paz… lo que sea), la miramos y empezamos a revivirla, resentirla. Y mientras respiramos, observamos cómo la sensación correspondiente se coloca en nuestro cuerpo, sin pensarla, sólo sintiendo la sensación física (dolor, cosquilleo, tensión… la que sea). Y continuamos ahí, observando y sintiendo, con la atención en la respiración y las sensaciones físicas. Puede que estés pocos minutos o muchos, depende, pero con el tiempo sentirás un cambio en las sensaciones corporales y empezarás a sentir paz. Sí paz.
Quizás estéis pensando: ¿así de sencillo?. Pues sí. Puede quesos cueste hacerlo solos, pero con la guía de alguien es mucho más fácil, por lo menos esta es mi experiencia. Con la práctica, puedes hacerlo solo y es muy efectivo y saludable.
Claro, cuando sientes paz ya puedes dar por finalizado el ejercicio: haz unas respiraciones profundas para salir del estado de relajación en el que estás y poder abrir los ojos de nuevo. No te levantes enseguida de la silla, podrías sentir mareo. Mueve los pies, las manos, estira la espalda,… como si te desperezases. Bien, ya puedes levantarte. ¿Estás como nuevo/a? Espero que sí.
