jueves, 5 de marzo de 2015

MEDICINA DEL ALMA...


Supongo que ya sabéis que hay un libro con ese título, del autor Eric Rolf. Lo encontré muy interesante cuando lo leí y, de hecho, lo uso en mi trabajo.

Durante mis años en la farmacia acompañé a muchas personas en el sufrimiento de su enfermedad y su curación. Entonces les dispensaba los remedios químicos recetados por sus médicos y, si podíamos, añadíamos remedios naturales y cambiábamos los hábitos alimentarios para acompañar mejor el proceso de restablecimiento de la salud del cuerpo.

Está ya bien demostrado "científicamente" que el sistema inmune y el sistema nervioso están muy relacionados. Es obvio que todo el organismo está relacionado, ¿no?, sino no podría trabajar como una unidad. ¿Por qué, entonces, nos cuesta tanto entender que el cuerpo, la mente y el espíritu también trabajan como una unidad? ¿por qué esa relación no la vemos? ¿por qué la mente y el espíritu no están fuera de mí? ¿porque no las puedo ver ni medir? 
Estoy convencida, y así lo he vivido en mi experiencia personal, que la coherencia cuerpo-mente-espíritu es la fuente de nuestra salud. Claro que hace falta otra mirada: la de mi percepción interna, la mirada interior. Normalmente está tan olvidada que no la sentimos, y no la usamos… ¡no por nada!… nadie nos enseñó.

Ahora, después de años recuperando esa nueva mirada, brindo mi apoyo a mujeres y hombres que quieran cambiar su forma de percibir lo que está pasando en su vida. Como farmacéutica, empiezo trabajando desde la enfermedad y ahí anclamos el trabajo. 
El entendimiento de lo que pasa en mi cuerpo enfermo (cómo funciona esta casa que ocupo desde que llegué al mundo, pero que en muchos casos no conozco). Después empezar a bucear en los sentimientos que despierta ese malestar físico i darse cuenta de los pensamientos que sostienen el sufrimiento. Es todo un trabajo de artesanía con la persona. Es delicado y precioso.
Ver como el otro empieza a comprender qué está pasando en su interior, cómo  se relacionan sus emociones con sus tensiones y malestares… ver esa mirada de "-ah! ahora lo veo claro…" i finalmente esa recuperación de la curiosidad por la vida, esa alegría de "yo puedo con mi enfermedad y mi vida y tomo la responsabilidad".

El sufrimiento gratuito no tiene sentido alguno. Sólo si lo usamos como fuente de conocimiento adquiere sentido y, entonces, como dice la Dra. Clarissa Pinkola: "Crea alma", es decir, nos hace más fuertes y nos ayuda a crecer como seres humanos. Este es el sentido que yo le he encontrado y el camino en el que os puedo acompañar.
Esa es la medicina del alma que ofrezco al otro, que te ofrezco a ti, la que aprendí a base de mis propias enfermedades, mis tropiezos, la observación y el respeto a la voluntad del otro y ese anhelo de ser feliz que recuerdo que, durante toda mi vida, me viene acompañando.