domingo, 29 de junio de 2014

Tomar distancia para fortalecernos...

Hay un momento en el duelo en el que aún necesitamos llorar, pensar en lo que pasó,… Hace meses que ocurrió la pérdida, pero a pesar del camino recorrido, no tenemos ganas de cualquier cosa. Muchas veces, incluso los que más nos quieren (familia, amigos muy cercanos,…) desearían vernos alegres y con ganas de estar "como siempre". Esto es imposible, simplemente.
Cuando pasa esto, es muy saludable tomar distancia. Así, conseguimos el espacio y tiempo que necesitamos para seguir con nuestro sentir y no sentirnos juzgados. Demasiado frecuentemente las personas que más nos quieren no comprenden qué pasa, sufren al vernos tristes y puede que incluso crean que caeremos en una depresión o que ya nunca recuperaremos nuestra alegría. Esos miedos son los que las impiden aceptar y abrazar este momento en el que sólo necesitamos sentirnos escuchadas y apoyadas, sin preguntas, ni suposiciones, ni historias sobre lo que le pasó a alguien conocido de alguien  más,…
Encima, pos si fuera poco, nos sentimos culpables. ¡Claro! ¿como voy a pensar que mi madre me da rabia?… cuando lo único que quiere es que esté contenta como antes, ó ¿cómo no voy a llamar a mi amiga?… que sí tuvo a su hijita y querrá compartir su alegría conmigo. Todas esas situaciones son difíciles de afrontar ahora, y por lo tanto es mejor alejarse un poco. Para eso está el "whatsapp", por ejemplo, y ya habrá tiempo de retomar las relaciones "cara a cara"… cuando nos sintamos suficientemente fuertes de nuevo.
El otro día, una mamá me explicaba que tiene sentimientos muy feos de envidia, rabia, frustración. Es lógico. La sanación de estas emociones pasa por aceptarlas, sólo desde la aceptación podemos ver que no hay culpa.
Volvemos a lo mismo: necesario tomar distancia de las personas que hacen "saltar" esos sentimientos porque cuando reaccionamos sabemos que causamos dolor al otro y ya tenemos bastante.
Lo que sí es efectivo es "re-sentir" esas emociones, en un entorno terapéutico, seguro y tranquilo, para ver que son justificadas y parte del proceso del darnos cuenta de que la vida es tal como es. 

Cuando conseguimos sentir sin pensar, traspasamos el sufrimiento y en su lugar vamos sintiendo paz y recargándonos con nuevas energías. Merece la pena intentarlo.

Recordad, como el ave fénix, que renace de sus propias cenizas… 

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